Brujas y fantasmas pueblan estos días de otoño nuestro mundo. Es el momento de los espíritus, del más allá. Es el momento de rendirles tributo y la mejor manera de hacerlo es leyendo o escuchando viejas o nuevas historias que nos siguen estremeciendo- Podemos leer maravillosos cuentos populares de miedo o las historias que nos dejaron nuestros clásicos, incluso esas leyendas urbanas con las que alimentamos nuestra imaginación.
Es el momento de hablar de la muerte, quizás para engañarla como hizo la vieja del cuento:
La vieja que engañó a la Muerte
Puede ser verdad, puede que no lo sea, pero había una vez una vieja
muy vieja.Era realmente muy pero muy vieja, más vieja que el jardinero que
plantó el primer árbol del mundo. Sin embargo, estaba llena de vida y la idea
de morir le quedaba muy lejos. Se pasaba el día atareada en su casa lavando,
limpiando, guisando, cosiendo, planchando y quitando el polvo, como si fuese una
joven ama de casa.
Pero, un día, la Muerte se acordó de la vieja y fue a llamar a su
puerta. La anciana estaba haciendo la colada* y dijo que, justo en ese momento,
no podía irse. Aún debía aclarar, estrujar, hacer secar y planchar su ropa. Aun
dándose prisa, pensaba que estaría lista, en el mejor de los casos, a la mañana
siguiente; por tanto, la muerte haría mejor en volver un día después.
-Espérame,
entonces, mañana a la misma hora- dijo la Muerte, y escribió con tiza en la
puerta: “Mañana”.
Al día
siguiente, la Muerte volvió para llevarse a la vieja.
-Pero,
señora Muerte, sin duda usted se ha equivocado. Mire la puerta y verá cuál es
el día fijado para venir a buscarme- observó la vieja.
La
Muerte miró la puerta y leyó: “Mañana”.
-Está claro, pues –añadió la vieja-. Tiene que venir mañana, no hoy.
La Muerte fue al día siguiente. La vieja la recibió con una sonrisa y
le dijo: -Pero, señora Muerte, usted se ha equivocado otra vez. ¿No recuerda
que usted misma escribió en la puerta que vendría mañana y no hoy?
Y así la historia continuó durante todo un mes. Pero la Muerte acabó
por cansarse. El último día del mes le dijo:
-¡Me estas engañando, vieja! Mañana vendré a buscarte por última vez.
¡Recuérdalo
bien!- dijo. Borró de la puerta lo que ella misma había escrito y se
fue.
La vieja, en ese momento, dejó de sonreír. Pensó mucho, porque quería
encontrar otra manera de engañar a la muerte. No pegó ojo en toda la noche,
pero no llegó a idear nada.
“Me esconderé en el barrilito de la miel- se decía la vieja-,
¡Seguramente la Muerte no me encontrará allí dentro!”. Y se escondió en el
barrilito de la miel, dejando fuera sólo la nariz. Pero de repente pensó: “¡Por
el amor de Dios, la Muerte es astuta! ¡Me encontrará en el barrilito de miel y
me llevará consigo!”
Salió del barril y fue a esconderse en una cesta llena de plumas de
ganso. Pero de repente pensó: “¡Por el amor de Dios, la Muerte es astuta! Me
encontrará también en la cesta”. En el momento en que salía de la cesta, la
Muerte entró en la habitación. Miró a su alrededor y no llegó a ver a la vieja
por ninguna parte. En su lugar vio una figura terrible, espantosa, toda
cubierta de plumas blancas y con un líquido espeso que se escurría por su
cuerpo. No podía ser un pájaro, tampoco una persona, era,sin duda, algo
terrible de ver. La muerte se asustó tanto que puso sus pies en polvorosa, huyó
y nunca más volvió a buscar a la vieja.
*Hacer
la colada: lavar.
Herrera, Ana Cristina;
Besora Ramón “25 cuentos populares de miedo”; p.p 73-74. Editorial Siruela/
TEXTOS PARA LEER Y ESCUCHAR
LA DANZA DE LA MUERTE
¡AY MUERTE! (A. HITA)
EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA de José de Espronceda
DON JUAN TENORIO
DÍA DE DIFUNTOS DE 1836 de m. J. de Larra
EL GATO NEGRO de E. A. Poe
EL RETRATO DE DORIAN GRAY de O. Wilde
FRANKENSTEIN de Mary Shelley
DRÁCULA de B. Stoker
LOS MITOS DE CTHULHU
OTRA VUELTA DE TUERCA de H. James
DOCTOR JEKYLL Y MISTER HYDE de R. L. Stevenson
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